miércoles, 29 de mayo de 2013

PROBLEMAS CON FUMAR EN EL EMBARAZO NO ES NUEVO


Siempre han dicho que el tabaco es malo para el embarazo, así que no es nada nuevo. Los efectos son demasiados: niños que no nacen con una medida adecuada, alto peligro de embarazo prematuro e incluso mortalidad perinatal. Un estudio ha revelado en la revista ‘Diabetología’, que las consecuencias pueden incluso saltar una generación. Así que esas niñas que cuando fueron fetos estuvieron en relación con el humo de tabaco, tienen muchas posibilidades de tener un embarazo complicado. Concretando, el riesgo de que tenga diabetes gestacional se dispara en las hijas de las fumadoras que no dejaron el tabaco durante el embarazo. Y esto no es lo único. Las futuras mamás hijas de embarazadas fumadoras tienen, también, posibilidades de tener obesidad en la gestación.
En este caso los investigadores de la Lund University (Suecia) analizaron a las mujeres que nacieron a partir de 1982. La fecha es de cuándo se empezó a preguntar a las embarazadas sobre su hábito de fumar.
Los autores de este estudio tenían datos de 80.189 gestantes, a las que se les había preguntado sobre esa adicción a la nicotina que tienen. A las mujeres se les había dividido en tres grupos en este orden: no fumadoras, de exposición moderada (las que fumaban entre 1 y 9 cigarros al día) y muy expuestas (más de 10 cigarros al día).
30 años después esas niñas han sido buscadas y estudiaron con ellas a las que habían sido madres con estas circunstancias: obesidad, diabetes gestacional y diabetes no gestacional.
Tras comprobar los datos con el estatus de sus madres, el estudio demostró una asociación entre el hábito de las progenitoras y la obesidad y la diabetes gestacional de la siguiente generación durante su embarazo.
Los investigadores consiguieron localizar a 7.871 embarazadas de segunda generación con alguno de estos problemas. La obesidad fue la más frecuente (7.300 personas), detrás estaba la diabetes no gestacional (280 personas) y por último la gestacional (291).
Lo siguiente fue averiguar si había relación entre esos problemas y el hecho de que sus madres habían fumado. La respuesta fue que las hijas de las madres que fumaban tenían un 62% de riesgo a que padeciesen diabetes gestacional, cifra que bajaba a un 52% en las hijas de las madres que se fumaban más de 9 cigarros al día.
 
Como todos los estudios como este, los investigadores reconocen que han cometido fallos, por ejemplo el saber si la familia también fumaba o la dieta que habían seguido las embarazadas de segunda generación durante su vida.


Trabajo realizado por: Inma Pérez y Jerónimo Ramos

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