
''Nuestros resultados ofrecen una nueva
forma de generar células madres de pacientes con tejidos y órganos
dañados o deterriorados'', ha comunicado Mitalipov. ''Estas células
madres pueden regenerar y reemplazar a aquellas células dañadas y
mejorar enfermedades que afectan a millones de personas''.
Ese es el objetivo que querían, la
transferencia nuclear, que se hizo famosa hace mñás de 15 años
cuando lo hicieron con la oveja Dolly. A partir de ahí, muchos
científicos de todo el mundo han conseguido clonar muchos animales,
pero con los humanos siempre se había fracasado. Y aún no se ha
logrado clonar personas sino que la técnica de la clonación se ha
aplicado para conseguir células madres embrionarias.
Si se mira al detalle, el equipo de
Mitalov, del que forma parte Nuria Martí Guitiérrez, utilizó
óvulos de calidad que venían de voluntarias sanas que retiró el
núcleo, y en su citoplasma introdujo el núcleo de una célula de la
peil de una paciente con síndrome de Leigh. Este proceso ocurrió en
una solución con cafeína, que inhibe unas enzimas que entorpecíab
el proceso. Tras someterlos a una técnica de electroestimulación,
se conseguió obtener un embrión del que derivó células madres.
"Se ha visto que
una buena calidad ovocitaria es imprescindible para realizar esta
técnica con éxito. Se puede intentar mejorar la calidad de los
ovocitos con una buena estimulación de la donante. Hemos comprobado
que cuando recuperamos más de 15 ovocitos por ciclo la calidad es
peor", explica a ELMUNDO.es Nuria Martí desde Oregón.
Por otra parte, también
innovaron el proceso añadiendo cafeína al medio donde está el
óvulo y la célula antes y mientras son fusionados. “La cafeína
es un inhibidor de las proteínas fosfatasas y es efectiva para
prevenir la activación prematura de los ovocitos durante el proceso
de transferencia nuclear”, señala Martí. Porque el problema en
intentos anteriores era que el óvulo, al ser manipulado, tenía una
activación precoz y la meiosis, es decir, el empaquetamiento de los
cromosomas no se hacía adecuadamente en el nuevo embrión por lo que
era inviable.
Bibliografía: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/05/15/biociencia/1368633318.html
Inma Pérez y Jerónimo Ramos
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