miércoles, 5 de junio de 2013

LA ENVIDIA Y EL SÍNDROME DE SOLOMON


En 1951, en un instituto se realizó una prueba de visión. Al menos eso es lo que se les dijo a los jóvenes voluntarios que participaron, pero sin saberlo estaban participando en un experimento sobre la conducta humana en un entorno social. El experimento era muy simple, en una clase de un colegio se juntó a un grupo de varios alumnos, los cuales estaban informados sobre el experimento, mientras, un octavo estudiante entraba en la sala creyendo que el resto de chavales participaban en la misma prueba de visión que él. Haciéndose pasar por oculista, Asch que era el que decidió hacer este esperimento, les mostraba tres líneas verticales de diferentes longitudes, dibujadas junto a una cuarta línea. De izquierda a derecha, la primera y la cuarta medían exactamente lo mismo. Entonces Asch les pedía que dijesen en voz alta cuál de entre las tres líneas verticales era igual a la otra dibujada justo al lado. Y lo organizaba de tal manera que el alumno que hacía de cobaya del experimento siempre respondiera en último lugar, habiendo escuchado la opinión del resto de compañeros. La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría. La respuesta era tan obvia y sencilla que apenas había lugar para el error. Sin embargo, los siete estudiantes compinchados con Asch respondían uno a uno la misma respuesta incorrecta. Para disimular un poco, se ponían de acuerdo para que uno o dos dieran otra contestación, también errónea. Este ejercicio se repitió dieciocho veces por cada uno de los ciento veinti tres voluntarios que participaron en el experimento. A todos ellos se les hizo comparar las mismas cuatro líneas verticales, puestas en distinto orden.Cabe señalar que solo un veinti cinco por ciento de los participantes mantuvo su criterio todas las veces que les preguntaron; el resto se dejó influir y arrastrar al menos en una ocasión por la visión de los demás. Tanto es así, que los alumnos cobayas respondieron incorrectamente más de un tercio de las veces para no ir en contra de la mayoría. Una vez finalizado el experimento, los alumnos voluntarios reconocieron que distinguían perfectamente qué línea era la correcta, pero que no lo habían dicho en voz alta por miedo a equivocarse, al ridículo o a ser el elemento discordante del grupo. A estos casos se les denominan síndrome de Solomon. La envidia interviene también en estos casos porque a los alimnos coballa les molestaban que los otros alumnos respondiera de una forma y ellos no.




Miembros del grupo:
Salvador CL
David EDLMG


Bibliografía:


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