miércoles, 5 de junio de 2013

EL ÁGUILA GIGANTESCA


El águila devoradora de hombres fue real
Un equipo de investigadores de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur acaba de publicar un estudio que confirma la veracidad de una vieja leyenda maorí sobre la existencia, en Nueva Zelanda, de un águila gigantesca y devoradora de hombres. La investigación aparece esta semana en The Journal of Vertebrate Paleontology.
La llamaban Te Hokioi, se extinguió hace cerca de 1.000 años y fue un depredador terrible. Era de color blanco y negro, con una cresta roja sobre su cabeza y las puntas de las alas teñidas de amarillo y verde. Esa es la descripción que Sir George Gray, uno de los primeros gobernadores de Nueva Zelanda, hizo del águila mayor que jamás haya existido. Los maoríes la respetaban y temían. Viejas leyendas transmitidas oralmente hablan de raptos de seres humanos y en el país abundan las pinturas del depredador en rocas y cuevas. Ahora, y tras una nueva y extensa investigación, los científicos creen que no se trata solo de una simple leyenda.
Su nombre científico es Harpagornis moorei y sus restos fueron descubiertos por primera vez en un pantano neozelandés por Juluis von Haast en 1870, motivo por el cual también se la conoce como "águila de Haast". Sin embargo, por aquel entonces se pensó que se trataba de un carroñero, ya que su estructura ósea recordaba a la de un buitre, con capuchones sobre las fosas nasales para que la carne no obturase sus vías respiratorias mientras se alimentaba.
«Una máquina de matar»
Pero un nuevo examen de los restos con las técnicas más modernas ha arrojado resultados bien distintos. Y eso fue lo que hizo un grupo de investigadores del Museo de Canterbury y de la Universidad de Nueva Gales del Sur. Las conclusiones fueron contundentes. El águila de Haast podía asestar golpes mortales a presas mucho mayores que ella, precipitándose desde el aire sobre sus víctimas a una velocidad superior a los 80 km. por hora.
ALEJANDRO GARCÍA MONCAYO-EMILIO CALA ALGECIRAS

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